No me gasto dinero en joyas ni en bolsos pero ay, los cachibaches de salud son mi perdición, y esta foto de aquí arriba es solamente una muestra más: esas son mis piernas, enfundadas en unas botas de presoterapia mientras disfruto de una sesión de lo más agradable.

Te pongo en antecedentes: mi madre y mi padre tienen varices, de hecho a mi madre la han operado ya dos veces. Yo tengo papeletas, claro, pero por ahora está todo en orden (sí tengo algunas arañas vasculares desde el embarazo).

Hago deporte, tengo un escritorio que me permite trabajar a ratos de pie (es de Ikea, de manivela) y consumo varios alimentos que favorecen la microcirculación, como el matcha, el cacao, el ajo, la remolacha o el pescado azul.

Aún así, la prevención es clave, así que hace un año decidí invertir en unas botas de presoterapia, y no me he arrepentido ni por un instante.

Las uso 2 o 3 veces a la semana, más en verano, y mi marido también las aprovecha después de jugar a fútbol, porque le ayudan a recuperarse mejor.

Qué es la presoterapia

La presoterapia es una técnica de compresión mecánica que se utiliza para estimular el drenaje linfático y venoso.

Se realiza mediante dispositivos que inflan cámaras de aire secuencialmente, generando una presión controlada que recorre piernas, glúteos e incluso abdomen, dependiendo del modelo.

Aunque nació como tratamiento médico para el linfedema y la insuficiencia venosa, hoy se emplea también en 'estética' y recuperación muscular.

Lo interesante es que su uso doméstico no sólo es posible, sino que con las botas adecuadas, puede ser sorprendentemente cómodo, eficaz y, a medio plazo, económico.

 ¿Realiza realmente un drenaje linfático?

Sí, pero de forma mecánica, no manual:

  • Estimula los vasos linfáticos superficiales, facilitando el movimiento de la linfa acumulada hacia los ganglios linfáticos.
  • Favorece la reabsorción del líquido intersticial, ayudando a reducir edema.
  • Mejora el retorno venoso, especialmente en personas con insuficiencia venosa leve o moderada, o con estancamiento linfático funcional. Por supuesto en esos casos, hay que consultarlo antes con un especialista que dé luz verde al uso de esta terapia.

Efectos confirmados por estudios

Los estudios señalan que la presoterapia:

  • Puede mejorar el retorno venoso y linfático: ideal si pasas muchas horas de pie o sentada.

  • Contribuye a una reducción de la sensación de piernas pesadas o hinchadas, sobre todo en verano o durante el ciclo menstrual.

  • Acelera la recuperación muscular tras el ejercicio (hay evidencia en deportistas). También se ha observado que puede ayudar a eliminar el lactato, que se acumulan cuando el músculo trabaja en condiciones de poco oxígeno. Esto no sólo favorece una recuperación más rápida en deportistas, sino que también puede ser útil si notas rigidez o fatiga muscular tras un día especialmente activo.

  • Puede estimular la circulación en personas con tendencia a edema leve o mala circulación periférica.

  • Favorece el drenaje de líquidos y toxinas, cuando el sistema linfático está lento o sobrecargado.

En estética, se asocia también a la mejora del aspecto de la celulitis, aunque esto depende de muchos otros factores como la alimentación, el ejercicio o el equilibrio hormonal.

Equipos domésticos, ¿funcionan igual?

Las botas de presoterapia domésticas funcionan con una tecnología similar a la profesional: compresión secuencial por aire. La diferencia principal suele estar en la potencia, el número de cámaras (los modelos más avanzados tienen hasta 8 compartimentos), las zonas del cuerpo cubiertas y los programas preconfigurados.

Algunos centros cuentan con equipos de una calidad altísima, eso es innegable, pero hay opciones domésticas que para muchas personas pueden ser suficiente, o pueden constituir un complemento al tratamiento en cabina.

Al final, depende de tres cosas: la calidad del dispositivo, tu constancia a la hora de usarlo y tu situación de partida.

Un aparato básico puede ofrecer una sensación de masaje y algo de alivio. Pero si buscas un efecto más profundo -por ejemplo, drenaje linfático real o alivio del edema vespertino- conviene elegir un modelo con presión regulable y varios modos de compresión.

Cómo se usan

  • Debes introducir las piernas en unas botas altas (hasta el muslo o la ingle), que se cierran con cremalleras o velcro. Algunas versiones incluyen faja abdominal o manguitos para los brazos.

  • Estas botas están conectadas a un compresor, que infla las cámaras por zonas: de tobillos a muslos, en ondas que simulan un masaje ascendente.

  • Las sesiones duran entre 15 y 30 minutos, son agradables (si la presión no es excesiva) y pueden hacerse varias veces por semana, según tus necesidades.

Lo ideal es usar las botas sin ropa o con unas mallas, sobre la cama o el sofá, y beber agua antes y después.

Conviene comenzar con presiones suaves y evitar usarlas justo después de comer o antes de dormir.

¿Es para todo el mundo?

No. Aunque es una técnica segura, la presoterapia tiene algunas contraindicaciones:

  • Trombos, flebitis o problemas cardiovasculares sin seguimiento médico.

  • Infecciones cutáneas activas o heridas.

  • Embarazo (especialmente en el primer trimestre), aunque durante el resto del embarazo también conviene tener el visto bueno de tu ginecólogo/a.

  • Insuficiencia renal o hepática grave.

  • Marcapasos o prótesis no aptas para presión.

  • Cáncer.

En caso de duda, lo mejor es consultarlo antes con un profesional de la salud.

Qué modelo elegir

Hay modelos muy básicos y otros más completos con prestaciones casi profesionales. Lo importante es saber qué buscar:

  • Número de cámaras de aire: cuanto más segmentadas estén las botas (mínimo 4, ideal 6 u 8), más preciso y eficaz será el masaje. Esto permite una compresión secuencial más fluida, que respeta el sentido del drenaje.

  • Presión ajustable: fundamental para adaptarse a cada cuerpo y momento. Algunas personas necesitan una presión más suave (en días de retención o en personas sensibles), mientras que otras prefieren una más intensa (como después del deporte).

  • Programas preconfigurados: los modelos más completos permiten elegir entre distintos tipos de masaje (onda, compresión mantenida, pulso, etc.), lo que los hace más versátiles según el uso.

  • Tamaño y ajuste: que las botas se adapten bien a tu pierna es importante para que la presión se distribuya de forma uniforme. Algunos modelos vienen en tallas o con extensores para muslos o caderas.

  • Extras opcionales: algunas versiones incluyen fajas abdominales o brazales, o bien permiten añadirlos más adelante. Si tu objetivo principal son las piernas, no es imprescindible, pero puede ser un plus a medio plazo.

Yo opté por estas de la marca Fit King, y no me he arrepentido ni un solo día. Compré el modelo sin calor. Llegan hasta la ingle, son muy potentes (las suelo poner en el segundo subnivel del nivel de presión medio) y la calidad de los materiales es excelente.

Además, el 'tinglado' se monta y desmonta en un momento (algo que me parece básico para que después no te dé pereza hacerte tus sesiones), y todo se guarda dentro de una bolsa que cabe en cualquier armario (mide 43 x 22 x 19 cm).

Antes de comprar este equipo investigué otras opciones, pero a veces me parecía todo demasiado voluminoso (especialmente el compresor) o demasiado complicado de poner en marcha cada vez, con mil tubos y piezas.

La presoterapia no sustituye unos buenos hábitos (movimiento, ejercicio físico, alimentación, sueño nocturno), pero los acompaña de maravilla.